Por Julissa Rivera

lunes, 26 de octubre de 2009

2° cuento sin antes haber precentado el primero: Mi pececito José j


Este es mi segundo cuento, mi pecesito josé. Y balla que lo tengo bien maltratado, ha pasado por las manos de muchas personas. Algunas lloraron, otras se durmieron, otras simplemente les gusto mucho y otra mas me dió una buena crítica constructiva. Ahora la persona que toca de leerla es Freddy (te la daré en el museo, tranquilo D:)

Francamente no soy nada bueno en eso de escribir una breve sinopsis, asi que me ahorraré esa parte. Para hacer el cuento me inspiré en una cancion de Ricardo Arjona, Desde la Calle 33, no es que digas tú, igualitita, simplemente me dio un poco de lo que era la idea y ya después fui cambiando todo a como Dios me dio a entender para que quedara una historia mas bien original. Es la 2a. parte de mi otro 1er. cuento "el diario de Toto", aunque mi pecesito José es una historia bastante bastante independiente de la primera, ni siquiera merese ser llamada 2a. parte. Es como si solo fuera una mera coincidencia y melancolia de la autora el querer incluir a ambos personajes principales de la historia anterior, (lo curioso es que eran esos dos unicos personajes los de la historia anterior, pero de eso hablaré cuando suba la foto de El diario de Toto). Bueno, no tengo nada mas quedecir, ojalá todos puedan disfrutar (algún dia) de esta pequeña, infantil y amateur historia.

jueves, 22 de octubre de 2009

¿DE QUE SE ALIMENTAN TUS HISTORIAS?


Jummmm... Buena pregunta.
Se alimentan de momento felices, de besitos de café, de tiempo que no es tiempo de escribir pero de todas formas escribo, de chocorroles y jugo de durazno, del bullicio en el salon de clases, de plumas que no escriben, de lapices sin punta, de dias nublados y dias soleados y dias lluviosos, de amaneceres y atardeceres, de nubes en forma de conejos, de puntos que no marcan un final, de muchas tazas de café, de que algun dia me rechazaran una historia, de razones sin sentido, de aquello que me desconcentra, de pensamientos que nunca son serios, del dolor en mi mano al escribir, de los que lloraron cuando maté a José, de los que no lloraron, de la migraña en la clase de español, de historias que son mejores que las mias y de las que tengo mucho que aprender.